Ahora o nunca

Ahora que el miedo se hace más presente en estos días que vivimos y la consciencia nos recuerda que somos finitos, creo que es el momento perfecto para reflexionar sobre las prioridades de cada uno y todas esas cosas que siguen en nuestra lista de deseos sin cumplir. 

Porque a veces perdemos un tiempo realmente valioso en hacer cosas que no nos llenan pero que hacemos porque no nos suponen ningún esfuerzo. Y cuando te quieres dar cuenta, ha pasado media vida y la lista sigue intacta, igual que cuando la escribiste. 

Por eso, creo que en estos momentos en los que la vida nos ha obligado a parar, nos debemos un tiempo de reflexión. De estar solos con nosotros mismos (aunque eso mismo nos pueda aterrar) y pararnos a pensar… 

Creo que hoy en día, la mayoría de las personas no se conocen y ni son capaces de escuchar los deseos, las inquietudes, los sueños que sus cuerpos les gritan. Gritos que a su vez son incapaces de identificar porque el volumen del mundanal ruido está por encima de su propio yo. 

Y es que en estos días de largo encierro y eterna lucha contra mi propio ser, me he dado cuenta de que una de las cosas que más teme el ser humano es el silencio. Silencio provocado y no escogido, pero al fin y al cabo silencio… 

Y es gracias a ese encendimiento de bombilla, cuando me he dado cuenta que eso es lo que más necesitamos en estos días. Silencio para escucharnos, para comprender cuáles son las prioridades de nuestra vida, para comenzar a ser conscientes de ello y actuar en la misma sintonía que nuestro cuerpo, para volver a encontrar el equilibrio perdido, para simplemente vivir un día nuevo distinto al ayer. 

Ahora tenemos el momento, tenemos la oportunidad, quizá no nos veamos en otra igual, o quizá a la próxima sea demasiado tarde. No dejes de escucharte rellenando tus días únicamente de banalidades, permítete unos minutos al día para comprender si el camino que llevas es el que decidiste tomar o si al contrario te desviaste hace tiempo. 

Anótate en un cuaderno cuáles son las cosas que te hubiese gustado dejar hechas cuando ya no estés aquí y comienza a hacer todas aquellas que puedas. 

Porque al final la vida puede ser ahora o nunca.