Este año la palabra que está en boca de todos para definir estas fiestas es rara. Porque entre el número de contagios, las restricciones de movimiento, el toque de queda por la noche, y un montón de cosas más, hacen que estas navidades quizá sean las más atípicas de nuestras vidas.
Y como tal, este año hemos decidido en muchas cosas hacer unas navidades pausadas, pero llenas de color, alegría y mucha luz.
1.- Regalar lo justo y que tenga utilidad
Esta es la primera norma que hemos puesto a la hora de hacernos los regalos este año, que sean útiles y pocos. Puesto que vienen momentos de incertidumbre en todos los sentidos, este año más que nunca, es momento de hacer hucha para lo que pueda deparar 2021 y hacer regalos con cabeza y sentido nos vendrá muy bien para nuestro día a día.
Por eso parte de mi carta para los reyes magos se trata de unas ollas express para hacer más comidas y gastar menos luz, productos faciales y corporales orgánicos para cuidarme más en general, libros para nutrir mi mente y velas y tés para dedicarme un espacio a mí misma todos los días.
2.- Donar/regalar todo aquello que ya no tiene un sentido en nuestras vidas
Los finales de año como cierre de ciclos siempre son un buen momento para depurar nuestras vidas de todas aquellas cosas que ya no nos sirven y que quizá puedan tener utilidad para otras personas. Y este año con más razón, estaría genial donar o regalar todas aquellas cosas que sigan estando en buen estado y que por la razón que sea ya no tienen cabida en nuestras vidas. Hagamos que todo el mundo tenga algo bajo el árbol y ayudémonos todo lo que podamos.
Por ejemplo, aprovechando que este año he pasado más tiempo en casa de mis padres, he decidido donar todos mis peluches de cuando era pequeña para que puedan disfrutar otros de ellos, y no sigan cogiendo polvo en un estante del trastero.
3.- Aprovechar todos los momentos juntos posibles dentro de este año de locos
Si algo hemos aprendido de 2020 es que el regalo más importante de esta vida es el tiempo. Y al arrebatarnos este año parte de ese tiempo con los amigos, la familia, la pareja, sin abrazos, ni besos, hemos sabido apreciar cada momento en el que sí hemos podido hacerlo. Esas pocas cervezas que nos hemos tomado sabían mejor que nunca, esos momentos de videollamada riéndonos a distancia de la mala conexión wifi, los reecuentros físicos donde hemos exprimido hasta el último segundo, y los momentos con uno mismo que a todos nos han hecho reflexionar sobre lo rápido que vamos en la vida, y lo bonito que es vivirla de un modo más pausado para darnos tiempo a fijarnos en todos los detalles del camino que recorremos.
4.- Mostrar gratitud
Si nos paramos de primeras a pensar parece que no hay nada que agradecer de este 2020. Y creerme que soy la primera a la que le cuesta hacer este ejercicio, teniendo en cuenta las pérdidas de seres queridos que he tenido, la mala pata de pasar la enfermedad y muchas otras cosas que han hecho de este año, un ciclo que todos querríamos eliminar del mapa.
Por eso más que nunca creo que debemos empezar a realizar un ejercicio de gratitud diaria por todas aquellas cosas que tenemos o apreciamos por pequeñas que sean. Es la mejor herramienta que tenemos para combatir la negatividad y el soniquete de nuestra cabeza lamentándose por todas aquellas cosas del pasado o futuro que podrían ser de otra manera. Porque agradeciendo lo de hoy, nos centramos en el presente, en el tiempo que podemos controlar y modificar y dejamos de pensar en otras cosas que no están a nuestro alcance.
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