Tenemos la santa manía de querer comenzar las cosas siempre a principios de cada año, mes o semana. Y mientras esperamos a que llegue ese inicio, vamos perdiendo la noción del tiempo y de la motivación que nos hizo proponernos ese objetivo.
Hoy vengo a renegar de las normas establecidas por nosotros mismos y de la normalidad del asunto.
Por eso una vez ya comenzado el año, el mes y la semana vengo a comentaros que hoy por fin he hecho el trabajo de pensar y detallar los objetivos que quiero conseguir durante los próximos años en pequeñas metas, o baby steps como lo llaman los modernos.
Las reglas están para romperse
Cuando todo el mundo se ha dado de baja del gimnasio yo voy y me apunto. Cuando la gente ya está más que obsesionada con la operación bikini yo decido cambiar mi estilo de vida por algo más realfooding (esto es culpa tuya Carlos Ríos). Cuando la gente está realmente hiperconectada y quieren saber de todo el mundo las 24 del día, yo decido olvidarme del móvil por unas cuantas horas.
Y es que nos encorsetamos demasiado a las reglas y normas que hemos decidido que siguen un patrón lógico y normal. Pero siempre nos han dicho que las normas están para romperse, que hecha la ley hecha la trampa.
¡Pues hazlo! Sal de Matrix, vive tu vida como te apetezca, sin pensar demasiado en lo que los demás crean. Sólo importa lo que tú mismo creas de tus acciones si las haces porque te nacen y de buena fe.
Yo he tardado mucho en darme cuenta de este aspecto y aún así tengo días en los que vuelvo a caer y me dejo influenciar por las opiniones del resto del mundo respecto a mi vida. Pero son eso, meras opiniones que no nos tienen que afectar a la hora de decidir qué es lo que queremos, ya que nadie nos conoce mejor que nosotros mismos.
Los días son largos pero las décadas cortas
Sabéis que estoy muy obsesionada con el tema del tiempo, pero es que al final es la clave de la vida y del ser. Porque cada día que vivimos y crecemos ese tiempo se acorta como si de un acordeón se tratase.
Y cuando nos queremos dar cuenta ha pasado más de la mitad de nuestra vida y hemos hecho todo lo que se esperaba de nosotros pero quizá no lo que nos hubiese gustado hacer.
Por eso, hoy te digo ¡ni lo intentes!
No intentes agradar a todo el mundo, no hagas lo que se espera de ti, no sigas los patrones de la vida de éxito si estos no van acorde a tu filosofía de vida. Manda a freír espárragos al positivismo instaurado en el espejo de la sociedad.
Y simplemente vive. Sin más.
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