10 cosas que he desechado en esta cuarentena

Minimalismo

mayo 13, 2020

Como muchos de vosotros ya sabréis, llevo varios meses introduciéndome en el mundo del minimalismo. Intentando limpiar espacio y mente para poner consciencia en lo que realmente es esencial para mí. Ya que, de eso trata el minimalismo, de quedarte únicamente con todas aquellas cosas que te aportan un valor y te hacen la vida más cómoda o feliz. 

 Y la verdad es que he de reconocer que la cuarentena me está ayudando mucho a tener ese tiempo que me faltaba para pensar y poner en práctica la metodología minimalista.

Ahora que vivimos en un confinamiento, y nuestra vida se ha vuelto bien básica y práctica por unos meses, es mucho más fácil darse cuenta de las cosas que son realmente importantes para superar cada día y las cosas que tenemos como complementarias. 

Por ese motivo, hoy os quiero hacer un repaso de todas aquellas cosas que he dejado ir en esta cuarentena y por las cuales me siento realmente bien. 

Reconozco que esto no es más que el principio de un largo camino, ya que estos días atrás he comenzado a darme cuenta de que tengo muchísimo más de lo que necesito y va a ser una tarea ardua que seguramente me lleve unos cuantos meses… 

Pero de momento os dejo el listado de todo lo que ya quité. 🙂 

10 cosas que he dejado ir: 

1.- Libretitas

¡Lo reconozco! Soy una enamorada de la papelería en general y durante muchos años he tenido una obsesión que se ha basado en coleccionar libretas que finalmente nunca usaba o que empezaba a rellenar las primeras páginas y después las dejaba sin tocar en el fondo del cajón. 

Y aunque parece fácil la verdad es que se me hizo algo difícil puesto que la mayoría eran regalos de personas y tenían ese valor sentimental que hace más complicado desacerse de las cosas. 

2.- Recortes de revista que al final nunca miraba

Esto es una cosa que me causa fascinación sobre mí misma. Al principio guardaba todas las revistas enteras porque había cosas que me parecían interesantes. 

Un día, cuando me di cuenta de que ese montón se había convertido en una pequeña montaña llegó el momento en que comencé a recortar todo lo que supuestamente me interesaba. 

Y pasaron los años y ahí se quedaron los recortes intactos sin tocar. Así que estos días he decidido dejarlos marchar y digitalizar los que de verdad creo que tienen un alto valor.

3.- Bisutería que nunca me ponía

Cuando me puse a revisar mi joyero, me di cuenta de la cantidad de cosas que guardaba y que ni me acordaba de su existencia. Nunca he sido una chica «presumida» de las que les gusta arreglarse y fijarse en combinar las cosas con accesorios. La verdad es que me considero una persona bastante comodona y muy normal para vestir en el día a día. Con los años, he empezado a darme cuenta que lo importante no es la cantidad sino la calidad, y a día de hoy solamente uso dos collares que me regalaron con mucho cariño, tres anillos que me encantan y varias pulseras de plata que suelo ir variando dependiendo de cómo me encuentre.

Por eso mismo, me di cuenta que todo lo demás me sobraba. Así que decidí donarlo y no mirar atrás.

4.- Cosas para ordenar

Reconozco que tengo una obsesión por Ikea y las cajas. Quizá por esas ansias vivas que tengo de ordenar las cosas de una vez por todas y que se queden así para siempre. Pero eso me lleva muchas veces a comprar por impulso sin planificar con anterioridad si las cosas que estoy comprando son exactamente las que necesito. Y eso me lleva al hecho de que luego me sobren cosas para ordenar o que no me quepan como yo imaginaba en los lugares pensados, por lo que se encuentran huérfanas, sin sitio en mi casa y en mi vida.

5.- Cosas duplicadas

He de decir que donde más cosas he encontrado de esta categoría ha sido en la cocina. Y aunque exactamente no pueda tirarlas porque vivo en un piso compartido y no tengo el poder de decisión de todas las cosas, al menos he conseguido guardar todas aquellas cosas que no tenía sentido tener más de una y hacer más hueco en los cajones para los elementos básicos y necesarios.

6.- Ropa desgastada

Después de grandes revisiones de ropa, he conseguido quitarme una bolsa entera con ropa que ya no sé ve demasiado decente como para poder ponérmela. Y muchas de ellas me dan pena porque me encantan y me siento muy cómoda, de mi estilo. Pero bueno, no hay problema porque sé que el día que lo necesite siempre puedo comprar algo nuevo para renovarlo.

7.- Ropa que ya no va con mi estilo

Este invierno he pasado los meses con un armario bastante básico, basado en el famoso armario cápsula y con ello me he dado cuenta que hay muchas cosas que he ido comprando por tendencia con las que ahora mismo ya no me siento cómoda porque no las veo representativas de mí.

También he de reconocer que me encuentro en una etapa de cambio, ya que este año pasaré a los famosos 30 en los que supuestamente ya tendría que tener mi vida de adulta totalmente planificada y lista, pero como muchos sabréis la generación millennial, en especial los de los 90, no hemos tenido esa suerte de pasar a la vida adulta tal y como nos la habían contado, por lo que me siento en un limbo entre la juventud y la etapa adulta.

Pero bueno, la verdad es que esto daría para otro post a parte, porque creo que mucho tiene que ver con el sentirme algo perdida y no tener claro cuál es el estilo que quiero entre muchas otras cosas.

8.- Cosas caducadas

A veces no nos imaginamos cuantas cosas de baño, sobretodo, podemos guardar cuándo en su lugar tendríamos que dejarlas marchar, ya que es muy importante por la reacción que te puedan hacer a la piel.

9.- Cosmética que no me hacía ningún bien

Muy ligado a lo anterior, he de reconocer que hubo una etapa en mi vida en la que me dio por marcas que supuestamente tenían más caché, un diseño precioso y que por su coste pensaba que serían geniales y de calidad, pero que por desgracia no lo eran al menos para mi piel. Tengo una piel muy delicada y después de tiempo me he dado cuenta que no me hacen nada bien las cremas con un alto contenido en alcohol, ya que después de ponérmelas la piel se me seca más y me salen grietas.

Por eso, con todo el dolor de mi corazón y sobretodo porque tengo muchísimas de estas cremas, se las ofrecí a mis compañeras para que alguien que no fuese tan delicado pudiese usarlas porque era una verdadera pena.

10.- Ropa guardada para vender

Me he dejado mi preferida para el final. Porque no os podéis imaginar la cantidad de bolsas de ropa que tengo acumulada en los armarios de la entrada con ropa que hace meses que descarté pero que sigo guardando con la esperanza de vender. Y todo para no sentirme tan mal por dejarla ir mientras en el fondo veo como si cogiese una bolsa de basura llena de billetes que tiro al contenedor. Pero si lo pensamos fríamente el objetivo de esa ropa no fue el venderla después y sí, aunque he malgastado mucho dinero que se irá sin un buen uso, me tengo que quedar con la lección aprendida. No volver a comprar a la ligera y pensármelo muy bien para que nunca vuelva a tener esta sensación.

Y eso es todo por hoy.

Muchísimas gracias por leer hasta el final.

Me encantaría que me comentases abajo, de qué cosas te has desecho tú en esta cuarentena. 🙂

Un abrazo!

  1. […] de haber desechado las 10 cosas que os comenté durante la cuarentena. Me di cuenta de que seguía teniendo una ansiedad bastante grande por el exceso de cosas que […]

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