Después de haber desechado las 10 cosas que os comenté durante la cuarentena. Me di cuenta de que seguía teniendo una ansiedad bastante grande por el exceso de cosas que tenía en mi vida.
Y es que aunque ya lleve mucho tiempo leyendo y viendo cosas sobre este estilo de vida, aun estoy muy lejos de alcanzar un “minimalismo light”.
Y todo vino en un día que me estaba mirando un vídeo de Paula Carbajo sobre su armario cápsula. Me gustó bastante como iba combinando todas sus cosas y a parte cómo había cogido el número de ropa con el que se sentía cómoda. Entonces, en ese momento pensé, si ella tiene 55 prendas y le ocupan tan poquito, yo que tengo un armario y una cómoda repleta, ¿cuántas prendas tendré? Así que se me ocurrió abrir el primer cajón de la cómoda donde tengo las camisetas y las empecé a contar. Y ahí fue cuando mi mente explosionó.
A pesar de haber conseguido deshacerme de una bolsa grande de ropa, seguía teniendo en exceso. ¡Únicamente en ese cajón había 39 camisetas! Por lo que me hacía entender que en conjunto total de ropa de primavera – verano estábamos hablando de unas 130 – 150 prendas.
¡Y eso me hizo entrar en shock!
Y como si de repente surgiesen de la nada como setas, mis ojos no podían parar de fijarse en todas las cosas que tenía por todas partes en la casa. Como ya os conté, vivo en un piso compartido y después de escanear a conciencia todas las habitaciones de la casa, me di cuenta que soy una “conquistadora de espacios vacíos”, como esa enredadera que se va expandiendo y acomodando a todo lo que encuentra a su paso.
Alcanzar mi meta no va a ser tan fácil
Y fue entonces, cuando me di cuenta de que este proceso iba a durar más tiempo del pensado. Porque aunque haya hecho unas primeras barridas importantes donde he conseguido deshacerme de un gran número de cosas, (podéis verlo en la foto que os muestro a continuación).

Aún me quedan muchas cosas y mucho camino por recorrer. Porque quizá esto cause controversia para mucha gente, pero tampoco me siento cómoda donando o dejando pasar muchas prendas nuevas con la etiqueta o que tienen dos puestas y podrían ser usadas perfectamente. Porque me sentiría igual de mal, sabiendo que estoy “tirando” mucho dinero de golpe.
Además de pensar que luego me podrían volver a faltar cosas que tuviese que comprar y la rueda no llegara a frenar nunca.
Reto mayor: cero compras
Por eso, al tomar consciencia de la situación, decidí que lo mejor que podía hacer mientras alcanzaba mi objetivo minimalista era no acumular más y poner las cosas todavía más complejas. Porque ya que no iba a tirar parte del exceso de cosas, porque pensé en utilizarlo en un medio plazo, el reto tenía que ser comprar cero fuera de lo imprescindible para la vida.
Si quizá todas mis prendas de ropa me dan para estar año y medio sin renovar nada de mi armario, pues estaré todo ese tiempo sin comprar, y cuando lo tenga que hacer añadiéndole cabeza a las compras, y adquiriendo únicamente lo que necesite.
De momento llevo 2 semanas ya y me siento realmente bien. 🙂
Muchísimas gracias por leer hasta el final y acompañarme en mi aventura.
Un abrazo.
Esa es la actitud, vivir ligera de equipaje. Mucho ánimo!!!